mimi
barona
la hija de las olas
Eran las 21:00. El parto de doña Genoveva Matute, una profesora de escuela, se adelantó.
Mimi, como le dicen de cariño, casi nace en casa, pero su madre llegó al hospital con las justas. Era la menor de dos hermanos varones: Sian e Israel, quienes desde pequeños estuvieron vinculados al mar. Una herencia de su padre Héctor, un pescador humilde que al día siguiente de que nació la “reina de la casa” se mudó a Montañita, a una vivienda frente a la playa, para que la pequeña tenga un contacto más cercano con el agua. Y vaya que el tiempo iba a darle la razón.
“Por mi trabajo siempre me gustó el mar. Nadaba y junto a otro grupo de compañeros cogíamos tablas y nos íbamos sin miedo mar adentro. Muchos nos decían los marihuaneros, porque éramos bohemios… Quién diría que hoy de uno de esos marihuaneros iba a salir la mejor surfista ecuatoriana de todos los tiempos”, dice Héctor, a quien todos conocen como Vito, un sexagenario todo desgarbado que en cada palabra desborda franqueza. Es solo entonces que se puede entender la historia de Mimi.
Mimi, La Reina de las Olas
Pese a que la atleta destacó en el deporte estudiantil y en otras ramas alejadas a la tabla, fue a los 6 años cuando descubrió que su futuro era el surf. “Antes del deporte le encantaba bucear junto a su padre Héctor; allí empezó todo”, acota Titi, quien vio cómo a los 8 años Mimi empezó a desafiar las olas. Ya a los 13 Barona tuvo su primera tabla con un poco de dinero que obtuvo tras ganar un campeonato local en Montañita. César ‘El Rasty’ Moreira, un amigo de la familia, se la fabricó por apenas 50 dólares. Este hecho la motivó a surfear más y a seguir compitiendo. “Recuerdo que la primera competencia se dio porque un día no había quien represente a Montañita y mi hermano Israel y yo decidimos meternos y ganamos. Me gustó mucho la sensación de la competencia; inmediatamente supe que la presión que esta genera, ayuda a subir tu nivel de surfear. Después de ganar un par de campeonatos, me di cuenta de que lo que quería para mí era vivir del surf, y desde ahí comencé a soñar”, contó.
El surf cambió la vida de Mimi. En el mar encontró amigos entrañables que hoy llama “familia”. De la noche a la mañana Dominic empezó a rodearse de surfistas y a crear un ‘árbol genealógico’ junto a Hamilton Borbor, Mario Gambellini, Jonathan ‘El Gato’ Chila, Sebastián Santos, Rubén ‘El primo’ Limongi, Carlos Goncálves y sus hermanos de sangre Israel y Siam, quienes en su momento hicieron las veces de sus instructores, ya que de pequeña nunca tuvo entrenadores.
¿SABÍAS QUE?
Mimi tiene la etiqueta de ser la primera deportista ecuatoriana en disputar el Tour Mundial Profesional de Surf y lo dice bajito. Como intentando no alardear porque así avanza más y mejor, acota, ya que ha sido mucho lo que ha tenido que pasar. Sobre su cabeza hace poco más de tres años, cuando todavía no empezaba a recibir un sueldo por el Plan de Alto Rendimiento (hipervínculo a qué es el plan de alto rendimiento), pensó en retirarse. Dejar el deporte y buscarse un trabajo que le de ingresos económicos.
Hoy las aguas para Mimi se han calmado. Viaja, realiza su cronograma sin mayores inconvenientes y recibe ayuda de los organismos deportivos ecuatorianos. Este año tuvo el mejor arranque de temporada que pudo imaginar. Luego de un torneo WQS, fallido en Australia, la ecuatoriana disputó cinco eventos sudamericanos y los ganó todos, entre ellos el latinoamericano de Perú, Argentina y otros tres en Ecuador. “Estoy feliz, estoy surfeando cada vez mejor y eso me motiva. Se vienen los Juegos Suramericanos y en dos años los Juegos Olímpicos de Tokio a los que el surf entra por primera vez”, explica Barona, quien dice tener la responsabilidad de hacer que su deporte se haga más visible para que los surfistas que vienen detrás de ella puedan también sobresalir.
La vara que se ha planteado es bastante alta. No va a descansar hasta ser campeona mundial. No lo dice ella, lo dice todo ese ímpetu con el que habla. Ese que su padre le enseñó y le sigue inculcando cada vez que tiene la oportunidad de hablar por telefóno con ella antes de entrar al agua en alguna competencia. “¿Qué te digo siempre?”, le pregunta don Vito con la mirada. Ella, a escasos tres metros le responde moviendo los brazos: “Que vuele, que sea libre y haga lo que me gusta”. Inmediatamente don Vito explota de orgullo y los ojos se le llenan de lágrimas. Sentimentalismos que un viejo pescador parece no permitirse, así que mejor decide terminar la entrevista. Mimi, por su parte, decide regresar al agua. Tiene una competencia en un mes.
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con TITI VARGAS
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con MARIO GAMBELLINI
